En lo que primero me fijo de una casa es en su contexto, en cómo está situada con respecto al entorno y edificaciones existentes. Esta información es primordial.
La forma del territorio, su relieve, incluso las viviendas circundantes, nos dicen si una edificación se beneficia de una protección natural o no. La protección es la seguridad que posee un lugar ante cualquier circunstancia que afecte al bienestar, la salud, o las relaciones personales.
La comprensión del vínculo entre la tierra y el hombre nos ayuda a estar en sintonía con el universo y su orden cósmico. Todo lo que nos rodea es energía sutil que proviene del cosmos y es la esencia de toda forma de vida, que también está en nosotros. Formamos parte de un todo y la fuerza vital es lo que nos une con el universo.
Cuando una propiedad se beneficia de la protección del paisaje, posee apoyos naturales, coherencia en su arquitectura. La manipulación de un territorio y sus formas provoca un cambio en su campo energético, transformando las sensaciones que produce el lugar, y, en consecuencia, la vida de las personas.
El ser humano se relaciona con el entorno que habita, y su presencia implica desempeñar un papel en equilibrio con la naturaleza para la felicidad de las personas.
ESTÍMULOS CEREBRALES
La neuroarquitectura (neurociencia aplicada a la arquitectura) nos dice cómo establecemos relaciones con el entorno, asociando emociones y acciones a favor o en contra de la felicidad.
Por ejemplo, cuando un entorno, posee un horizonte amplio, vegetación y cierto orden en su composición, nos estimula. Esto nos proporciona una sensación de bienestar y el sistema nervioso se centra en el hemisferio derecho del cerebro, responsable de las emociones y del sentir.
En cambio, cuando un entorno es rígido y no hay estímulos visuales, como una plaza de hormigón o una calle larga y estrecha, el sistema nervioso se enfoca en el hemisferio izquierdo del cerebro, el analítico, porque interpreta que está en situación de peligro y nos pone en alerta.
Cuando el organismo se encuentra en equilibrio entre sus sistemas, nos sentimos relajados y a salvo en el entorno que nos envuelve. El corazón late de manera coherente y ordenada, mejorando las funciones cerebrales, llegando a ser más creativos y conscientes.
Es evidente, por tanto, que cuando queremos desconectar de la vida en las ciudades, de la tensión y del estrés busquemos la relajación en un entorno natural.
LECTURA DEL ENTORNO
Intuitivamente, la tendencia del ser vivo es la de ubicarse en lugares que aporten protección, pero esto no siempre es posible.
Saber ver la energía del territorio, leer las formas del entorno y reconocer si el lugar elegido es el más adecuado para vivir es fundamental para establecer mejores relaciones con ellos y ocupar una posición de seguridad. Y para que esto ocurra, nada mejor que utilizar una disciplina como feng shui.
Feng shui es la mejor herramienta que existe para la lectura del territorio de una manera holística y consciente. Feng shui es un conocimiento vinculado a la tierra, en el que observar, escuchar y sentir el paisaje es aprender a vivirlo de otra manera, en sintonía con su verdadera naturaleza.
La protección de una vivienda a través de la orografía de un terreno se da cuando las formas terrestres apoyan a la casa en sus cuatro lados, ya sea mediante montañas, montes, masas arboladas o edificios. Cuando existen estas formas se denominan guardianes del lugar o guardianes celestiales.
- En la parte de atrás de la vivienda, el terreno debe ser más elevado que en el resto de los lados de la casa. Puede haber varias formaciones a distintas distancias. En feng shui esta estructura del terreno más alto, detrás de la edificación se denomina tortuga negra. Este apoyo tiene que ver con las personas de mayor jerarquía, padres, abuelos o bisabuelos. También con los jefes o superiores.
- A la izquierda de la vivienda, el terreno tiene que ser más bajo que en la parte trasera o ir descendiendo hasta el frente. A esta forma del paisaje se le denomina dragón verde y se asocia con la parte yang de la pareja, en general, con el hombre. En el ámbito profesional, tiene que ver con los ascensos.
- A la derecha de la edificación, debe haber una formación ligeramente menor que el dragón verde, denominada tigre blanco. Esta formación se vincula con la parte yin de la pareja, en general, con la mujer. En el aspecto laboral, se relaciona con los compañeros de trabajo y la creatividad.
Según el feng shui clásico, el dragón protege al tigre. Para ello ha de ser más alto o de mayor longitud que la formación tigre, para asegurar la estabilidad. Si sucede que el tigre es más alto, la parte yin será más dominante e impredecible.
- La última formación de protección es el Ave Fénix. En este caso es necesario tener un espacio abierto al frente, con terreno elevado a lo lejos. El espacio abierto delante de la casa, da la bienvenida a las oportunidades.
En definitiva, se trata de estar al abrigo del entorno con una formación más alta detrás de la casa y más baja a los lados.
Ser conscientes de cómo nos movemos en un lugar y qué posición ocupamos en él, supone aumentar cierta agudeza visual, cosa que considero más fácil cuando se vive en el campo. Pero podemos entrenarnos empezando por el interior de nuestra casa, trabajando desde dentro hacia afuera.
LA PROTECCIÓN EN EL INTERIOR DE LA CASA
En el interior de la vivienda, podemos hacer uso de estos guardianes con la distribución del mobiliario. De esta manera:
En el dormitorio: una pared sólida sobre la que apoya un cabecero robusto, dos mesitas a los lados, pudiendo ser una ligeramente más grande que la otra y situarla a la izquierda, y el frente de los pies despejado.
En el despacho: situar la mesa con una pared sólida detrás, unas mesas auxiliares o pequeños estantes a los lados y un espacio abierto delante.
También, podemos utilizar un buen sillón, donde la tortuga es el respaldo que protege, y el dragón y el tigre son los brazos que recogen el lado izquierdo y derecho. El ave fénix es el espacio del frente necesario para estirar los pies.
En la arquitectura consciente y holística, se interviene desde fuera hacia dentro, desde lo macro a lo micro y viceversa. Cuando un entorno no es el adecuado, podemos introducir las formas ideales en el interior de la casa. Si la casa no está lo suficientemente protegida por el paisaje, lo mejor es encontrar la protección en uno mismo, con la correcta ubicación de piezas y sobre todo con la coherencia interna.
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Y que pasa si la vivienda es en un edificio y la parte de atras es agua? Un lago, playa, etc
De forma genérica, el edificio no tendría apoyo.
Sin embargo, esta afirmación no siempre es cierta. Podría tener el apoyo de «la tortuga» en otro lugar que no fuese la parte de atrás del edificio. Habría que ver entonces cómo afecta este contexto, en cierta manera «desajustado».
Un saludo.
Me ha parecido muy interesante este artículo, aunque me parece muy complicado poder materializar estos conceptos en espacios pequeños.
Gracias Carmen. En espacios pequeños, hay que trabajar dentro de las posibilidades existentes. Dormir o estar sentado (en un sillón, sofá…) con una pared sólida detrás es lo más importante y quizás lo más fácil de aplicar.
Un saludo.