Me acuerdo que hace unos años, estando de prácticas en un estudio de arquitectura, tuve una conversación muy interesante con Matilde, bueno, una de muchas. Recuerdo perfectamente una frase que comentamos en relación con la alimentación: “Las personas dicen que se encuentran bien porque no saben lo que es sentirse plenamente bien”.
¿Hasta dónde eres consciente de tu plenitud?
Matilde solía pasar a verme varias veces al día, al despacho donde yo trabajaba, y hablábamos de un montón de cosas, no sólo del trabajo que teníamos entre manos, sino de la vida, las experiencias, etc. A veces, a estas charlas, también se unía Mario. Ambos, ¡eran mis jefes!
Sin duda alguna, el lugar que me habían asignado para trabajar, fomentaba las relaciones personales, un buen ambiente en el trabajo, donde apenas se percibían las jerarquías dentro del estudio.
La combinación energética de cada estancia puede invitar o no a determinadas actividades ocasionando buenos o malos ratos. Es posible que aquel pequeño despacho donde dibujaba los planos tuviese una combinación favorable para las relaciones y la cordialidad en el trabajo, sin embargo, donde ellos tenían su despacho, la condición energética se manifestaba en discusiones o posturas enfrentadas.
En cualquiera de los casos, ese tipo de qi, o de energía, enlaza con las personas para su aprendizaje, para trascender esas circunstancias a través de ellos mismos. Se trata de una búsqueda de equilibrio interno, donde tu espacio es tu aliado, es el que te muestra los aspectos que van asociados a tu experiencia, a tu enseñanza.
Seguramente cuando piensas en tu estado físico o anímico, o cuando alguien te pregunta cómo estás, la inercia tiende a responder: -Bien. En circunstancias normales, si no te duele nada, es lo que se suele decir. Es el estado que se tiene asumido, por costumbre. Pero ¿sabes que siempre puedes sentirte infinitamente mejor?
Esto puedes comprobarlo con la alimentación o el ejercicio. En el momento que das un giro a lo que tu cuerpo realmente necesita (y no a lo que está acostumbrado), tu propia energía se activa, dejas de estar pasivo, al son del viento y tienes motivación. Pues tu casa y tu entorno diario también tienen su influencia en ti, te ayudan a darte cuenta en qué aspectos puedes evolucionar.
Pero ¿qué es el bienestar?
Generalmente se asocia a un estado físico, a sentirse bien, radiante, con buena salud, alegre, motivado. Porque el verdadero bienestar, el bienestar personal, comienza dentro de uno mismo y es duradero. Si sabes cómo funciona tu organismo, tu cuerpo, tu mente y tus emociones estás en disposición de saber establecer un balance equilibrado en todos los aspectos de tu vida.
Pero para tan difícil cuestión, es fundamental que te observes y te escuches a ti mismo. ¿Cómo te alimentas? ¿Cómo reacciona tu cuerpo con esos alimentos? Si te pasas un día con una comida ¿qué puedes hacer para contrarrestar sus efectos negativos?
¿Haces ejercicio? ¿Qué tipo de deporte es el que más te beneficia? ¿Y el que te motiva y el que te pide tu cuerpo?
Todo esto te suena, ¿verdad?
Pues en tu casa pasa exactamente lo mismo, es el organismo interno de tu escenario. ¿En qué estancias de tu casa te sientes mejor? ¿Dónde evitas pasar más tiempo? ¿Dónde se producen los acontecimientos más felices o las conversaciones más productivas?
Sin ir más lejos, la casa de mi abuela se reduce a la cocina, a pesar de tener un salón enorme y una sala de estar bastante acogedora, apenas se usan, estamos siempre en la cocina. Y es cierto que las mejores reuniones se dan en la sobremesa, nos podemos tirar horas y horas hablando, con unas castañas, unos higos o una rosca de nuégados como acompañamiento, hasta que nos llega la hora de la cena.
Y su explicación es tan sencilla como que el qi de esos lugares predispone a las buenas relaciones personales. Su combinación energética es favorable para la familia. Pero también es cierto, que esto depende de cada persona. Quizás mi abuela y yo tengamos un rol de afinidad que desarrollamos en la cocina. Pero otra persona, puede tener otro rol, que desarrolla en otra parte de la casa. Todo depende de cómo interactúe el qi de esa estancia con esa persona, ¿cuál es su aprendizaje?
Tu casa te enseña, te ayuda a trascender, te muestra dónde tienes que evolucionar.
Por eso el vínculo tan importante que existe entre la arquitectura y el ser humano ha de estar siempre presente. Es la premisa fundamental para el bienestar. Todo está interconectado.
Así que ya sabes que en tu bienestar influye el mapa energético de tu vivienda, ya que te da información del tipo de energía que se manifiesta en cada estancia y cómo interactúa contigo. Pero no hay que dejar de lado, otros factores “físicos” dentro de cada espacio, como son la intensidad de la luz, el nivel de ruido, la temperatura, la calidad del aire, el grado de humedad, los colores, el mobiliario, etc.
– La luz natural regula el biorritmo, es la que mejor se adapta al ojo humano y es responsable del bienestar psicológico. Una persona que tiene contacto visual permanente con el exterior se siente mejor que una persona que pasa la mayor parte del tiempo en lugares con luz artificial. Esto provoca molestias visuales, tensión y cansancio.
Si trabajas con luz natural, ten cuidado con el exceso de luz. Según la orientación de determinados espacios y la época del año, la incidencia de los rayos del sol en la superficie de trabajo puede provocar deslumbramientos. Para ello, procura que la intensidad de la luz sea homogénea, sin sombras y que esté tamizada, es decir, que incida en tu mesa o en tu lugar de trabajo de manera indirecta.
Si trabajas con luz artificial, procura salir al exterior cada cierto tiempo.
– El sonido, la música, el canto de los pájaros o el borboteo de una fuente, provocan una sensación agradable y de relajación. Sin embargo, en las ciudades, el sonido se convierte en ruido. La contaminación acústica producida por la actividad diaria (o por personas poco sensibles con los vecinos) puede producir estrés, insomnio, dolores de cabeza, falta de concentración…
El sonido se compone de ondas sonoras que se propagan en todas direcciones, y si no encuentran un elemento que absorba esa vibración, las ondas rebotan en las superficies una y otra vez o se transmiten a los espacios colindantes. Por eso, es conveniente el uso de elementos absorbentes o aislantes.
Los elementos absorbentes en una vivienda pueden ser los textiles como, cortinas, tapicerías, alfombras… En un restaurante, un falso techo acústico, uso de materiales blandos, etc.
Los elementos aislantes, son los que se incorporan en la construcción, en la elaboración de los muros y tabiques.
Pero lo más importante es el respeto por los demás y no perjudicar al resto, con el volumen inadecuado de la radio, la lavadora a horas intempestivas…
– La temperatura es un factor que depende de cada persona. Sin embargo, se establecen como valores medios una temperatura de 23ºc-25ºC en verano y 21ºC-23ºC en invierno. El cuerpo humano tarda tres horas en adaptarse a unas condiciones de temperatura diferentes, con una velocidad máxima de medio grado por cada hora. Pero en las superficies comerciales, los parámetros que imperan son otros, y rara vez se cumplen esos valores.
En casa, el uso de los termostatos, facilita mucho esta tarea. La programación de la calefacción al mínimo, hace que la temperatura sea constante en toda la vivienda. Sin embargo, el uso de reguladores individuales hace que se ahorre energía. Pero este es otro tema del que ya hablaremos.
Así que como ves, el bienestar tiene infinidad de parámetros y de matices. Si comes algo que no te sienta bien, tu cuerpo puede pedirte una infusión, por ejemplo… Si tienes frío, tu cuerpo te pide calor y con ponerte un jersey, te sientes más a gusto. Y si te encuentras a disgusto en una habitación o notas que siempre se repite una misma circunstancia personal en ese lugar, su qi te está poniendo delante algún tipo de enseñanza, un cambio de enfoque en tu actitud hacia esa circunstancia. Lo que se repite y nos afecta, es lo que tenemos que aprender.
Pero si te encuentras plenamente bien, te sientes en el lugar adecuado, los buenos momentos te acompañan constantemente, ¡enhorabuena! Estás alineado con tu bienestar, con la vida y con lo que te rodea.
Y para ti, ¿qué es bienestar? Coméntalo a continuación.
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Gracias Esther por tu artículo de hoy. Realmente uno debe plantearse si su nivel de bienestar es todo lo bien que puede llegar a estar o podría mejorar. Cambiar siempre cuesta pero identificar lo que nos aporta energía o nos la quita es importante y vale la pena el esfuerzo.
Al fin y al cabo de trata de vivir lo mejor que podamos y disfrutar de cada momento la máximo.
Besos y hasta la próxima!
Judit
Cierto, Judit. Hay veces que son las circunstancias las suponen el trampolín desde el que uno se zambulle y despierta. La cuestión es saltar o no.
Gracias por tu comentario.