Aparte de nuestra vivienda habitual hay otras casas en las que pasamos espacios de tiempo menores y que forman parte directa de nuestra vida, como la casa de nuestras abuelas. Estos espacios nos brindan la oportunidad de experimentar una vivencia exprés, y, por tanto, un aprendizaje acelerado si sabemos verlo y aprovecharlo.
Dentro de nuestro árbol genealógico, existe un mayor vínculo con la línea de ascendencia femenina, es decir, con la madre y la abuela materna. Nuestra madre y su vida emocional está en nuestra memoria emocional desde que estamos en su vientre. Somos alimentados por sus patrones subconscientes de manera constante durante 9 meses, antes de nacer, y más adelante, a lo largo de la crianza y educación en nuestra niñez y adolescencia.
También, nuestra abuela materna y su vida emocional existe en nuestra memoria emocional, porque ella, a su vez, estuvo embarazada de nuestra madre, por tanto, también heredamos sus patrones a través de ella.
Además, es habitual tener ciertas sincronicidades con nuestras abuelas compartiendo ciertos números como fechas de nacimiento, número de vida, etc. por lo que es muy posible que repitamos pautas de nuestras abuelas, en el carácter, en la suerte, en la salud… Y esto ya está reflejado en la casa.
La realidad física está escrita con números, y en nosotros está cambiar los patrones que nos perjudican y potenciar los que nos benefician. Nosotros somos dueños de nuestro destino, nada está escrito, sólo los renglones en los que escribimos nuestro día a día.

EL ROL DE LA ABUELA
La abuela es una figura principal en feng shui. Representa el trigrama Kun, la mujer mayor, la matriarca. Su elemento es tierra, la estabilidad, la familia y la nutrición. Regenta el sector Suroeste de la vivienda.
Con el tiempo, este rol lo irá asumiendo la generación posterior. Si primero es la abuela, luego será la hija y después la nieta, que entonces se habrán convertido en madre y abuela.
Mi abuela y yo teníamos mucho en común. Compartíamos fechas, orientaciones, elementos en nuestra carta de Cuatro Pilares… Nos entendíamos muy bien, a pesar de tener caracteres muy diferentes. Éramos muy cómplices y coincidíamos en muchas cosas.
Desde pequeña he pasado largas temporadas con ella, me iba a su casa todos los veranos, me enseñó a planchar, a hacer ganchillo y a cocinar.
En su casa, siempre me encontraba bien. Su casa era ella, y también, era un poco yo.
En el momento en el que escribo este post, apenas hace un mes que ha fallecido. Por eso he sentido la necesidad de recordarla y honrarla aquí, en este medio que tanto le hubiese gustado.
Mi abuela era tremendamente intuitiva, tenía una combinación FaiKong en su carta de 4 pilares, lo que le hacía tener un sexto sentido muy agudo. Quizás por eso los lugares que eligió para vivir e incluso para su descanso eterno, conectaban tan bien con ella, con sus virtudes y fortalezas.
Su dirección más favorable era el Este. No es de extrañar que sin conocer nada de feng shui, su última vivienda, en la que vivió más de 20 años, estuviera orientada hacia esa dirección. Esta circunstancia le permitía estar siempre bien situada en casi todas las estancias, desde que entraba en la casa, hasta dormir, estar sentada en su butaca, etc.
Mi abuela era muy inteligente, mentalmente estaba estupenda, a sus 97 años, daba gusto hablar con ella de cualquier tema.
En abril, al final del pico de la pandemia sufrida en la primavera de 2020, se puso enferma e ingresa en el hospital. Afortunadamente, gracias a mi madre pudo volver a casa para intentar recuperarse de los graves efectos que le ocasionó la fuerte medicación recibida.
LA CASA Y SU ESTRUCTURA ENERGÉTICA
Los sectores más importantes a tener en cuenta en situaciones de salud y cuidado personal, son la entrada y el dormitorio principal. La información que se almacena en estos lugares da pie a la comprensión del cómo y del porqué de varias de las circunstancias que vivimos.
La entrada de la casa de mi abuela estaba en el Sur. La estructura energética anual en ese lugar ya indicaba debilidad en la salud, enfermedades vinculadas a distintos órganos en relación a ese sector y a su número de nacimiento, (Gua). Esta combinación estaba muy activa con la llegada de la energía del mes de marzo que afectaba, en mayor medida a personas con consonancia numérica con este sector y con un estado de salud débil. En mayo, se activa este sector con la llegada de una energía fuego (energía vinculada también conmigo y mi rol).
Su dormitorio ocupaba el sector Noroeste, sector vinculado al padre, al hombre mayor. Mi abuela era la matriarca pero al ser viuda también ocupaba el lugar del padre. En 2020 la característica de este sector es la estabilidad, energía elevada y positiva, (energía vinculada con el rol de mi hermana). En abril, la estructura energética de ese sector promovía los éxitos futuros y a largo plazo y lo positivo que aún está por llegar.
A lo largo de varias semanas, parecía que mi abuela se iba recuperando al cuidado de mi madre, alternando mejorías y empeoramientos. El campo energético de su dormitorio en este año actuaba a su favor, manteniéndola estable, dentro de su situación.
Fue con la llegada del mes de junio, cuando el Noroeste indicaba obstáculos, empeoramiento de una situación dada, pero también indicios de prosperidad en los cometidos. Falleció.
En ese momento me costó entender la situación y sobre todo, cómo se combina lo positivo y lo negativo en un mismo momento y no imaginar el resultado.
Lo comprendí después.
En feng shui, todo es cíclico y cambiante, no hay principio ni fin, sino transformación y evolución. En cada momento se suceden infinitas posibilidades, que, según el estado físico – emocional – mental – espiritual de la persona, se experimenta una u otra.
En cada lugar existe una combinación energética que se mantiene por más o menos tiempo y que se va modificando con la llegada de otras energías, otras estrellas, otras personas. Son los factores que van conformando la experiencia, y, en consecuencia, el aprendizaje y la evolución.

A lo largo de dos meses pasé varios días con ella, en tres etapas. Tres grandes oportunidades para conocerme y darme cuenta de lo que tenía que vivir allí.
EL APRENDIZAJE
La primera etapa de mi aprendizaje fue cuando llegué a verla por primera vez, en mayo. En ese momento me di cuenta de que yo misma llevaba puesta una gran barrera emocional; un blindaje para no sufrir y permanecer con una falsa fortaleza.
Por otro lado, noté mi proyección en esa casa como si fuese mi abuela. Fuí somatizando sus problemas físicos. Deseaba que mi abuela se recuperase y absorbí parte de su malestar. Ese no era el cometido, mi misión era otra.
En mi segunda visita, al cabo de 10 días, volví acompañada de mi hermana, cuya presencia en la casa era necesaria, en cierta manera, para mi evolución. Mi hermana no llevaba ningún lastre, se involucró al cien por cien, cogía a la abuelita de las manos, la abrazaba, la besaba. Sencillamente eso fue lo que ella hacía y yo no podía. Comprendí a través de mi hermana que debía soltar mi barrera emocional y aceptar vivir la experiencia.
Ella era la energía de la estabilidad y la sabiduría, y yo era la energía que llegaba al sur, al desenlace.
Por tercera vez en mes y medio, volví a casa de mi abuela. Estaba consciente, apenas podía ya hablar, pero aun así me preguntaba cosas. Le cogí la mano y en ese momento, sin palabras, sentí su despedida dentro de mí. Me estaba diciendo adiós desde su alma.
Al día siguiente, llega la hora. Acepto la situación y cogida a sus manos, le acaricié y comencé a hablarle, sin pensar. Me salían las palabras solas sobre el viaje maravilloso que le esperaba. Que no tuviese miedo y que aquí, nosotros, estaríamos bien. Le di todo mi amor y las gracias por haber sido mi abuela. La abracé fuerte y con una sonrisa, se fue, con paz.
Esa fue mi misión.
El vínculo entre nosotras, esa complicidad que teníamos, la semejanza en muchos aspectos de nuestra vida, están presentes en el campo físico, en el entorno que vivimos. En su casa.
En cambio, cuando trascendemos al campo cuántico, quedamos fuera de la materia, de los sentidos, del ser, del tener, del tiempo… Y es ahí, cuando somos capaces de ser lo que queremos ser y de vivir lo que queremos vivir.
Mientras tanto, hemos de aprender y vincularnos con el lugar. Porque los lugares que vivimos son una expresión de lo que somos, es la materia del universo, la misma materia de la que se compone el ser humano.
Nunca pensé que mi cometido sería el de guiar a mi abuela en su tránsito, y menos, en una situación como la que vivíamos en aquellos meses de pandemia. Pero así tenía que ser. Todo se puso en su sitio, de manera fácil, para que viviésemos esa experiencia en su casa.
Todas las energías que envolvieron la casa en ese periodo de tiempo, era energía estelar. Cada estrella en su momento hizo referencia a cada una de nosotras. La energía del Noroeste, que representaba el éxito futuro, era la perfecta transición a la vida eterna. El éxito en el cometido venía de la energía 8 del NO. Esta estrella tendió su mano a la estrella 9, que llegó al Sur, materializando la experiencia. Éramos mi hermana y yo. Nuestra presencia fue necesaria para la red familiar.
Por otro lado, la presencia de mi madre sirvió de puente y de soporte para que mi abuela aprendiese la lección más importante de la vida: El amor incondicional.
LA PAZ
Días después fui con mi madre al lugar donde estaba enterrada. Observé que su tumba estaba perfectamente situada con respecto al entorno, protegida y bien orientada. Incluso al llegar un rayo de luz la iluminaba desde el Oeste. Mi abuela descansaba orientada hacia el Este, su mejor dirección, la del éxito.
Esta situación me impresionó gratamente. Descansa en un lugar perfecto, elegido por ella cuando era joven, con su certero sexto sentido.
El lugar en el que reposan los ancestros, es muy importante. De hecho, el origen del feng shui se basa en la observación de la naturaleza para la correcta ubicación de los lugares de enterramiento.
La buena vida de las generaciones posteriores se garantiza honrando y respetando a los ancestros porque son la base de nuestro árbol genealógico. Por esta razón, deben descansar en lugares protegidos y bien escogidos en el entorno.
Si has leído hasta aquí, te doy las gracias ya que es uno de los artículos más largos que he escrito. La razón es darte a conocer que todo lo que acontece a nuestro alrededor está proyectado, a nivel energético, en multitud de soportes, para enseñarnos, para aprender y evolucionar. Y la vivienda es uno de ellos.
Y recuerda que cuando visites a tu abuela o pases cierto tiempo en casa de un familiar cercano, ábrete a la experiencia, sea la que sea. Sé consciente y permanece en el ser y no en el tener. Porque toda vivencia desde el ser es necesaria para cambiar algo dentro de ti.
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Sencillamente un relato de amor acompañado del precioso arte del Feng Shui. Gracias por tu generosidad, me ha emocionado.
Gracias a ti por tu mensaje, Ramón.
🙂
Es un artículo muy personal cargado de una profunda emoción. Muchas gracias por compartirlo. No debió ser fácil escribirlo. Me parece muy interesante todo lo que escribes. Y te ánimo a que sigas compartiendo tu conocimiento. Gracias de nuevo.
Hola Carmen, sí, tardé más de lo habitual en escribirlo pero fue muy gratificante, aprendí mucho de la experiencia. Recordarla me da alegría y tranquilidad.
Muchas gracias por tu mensaje y tus ánimos. Seguiré compartiendo más artículos.
Un abrazo.
Hola, siempre leo todo lo que publicas porque describes situaciones diversas que se asemejan a mis experiencias de vida..
La muerte ronda mi hogar y se que pronto se iran varios de mis familiares básicamente en firma simultanea.
Tengo el don de oír, ver y sentir lo que otros no pueden y en este momento de mi vida me siento más iluminada que nunca antes para poder manejar lo que viene y ayudar a los míos en su dolor.
Soy la matriarca de mi familia, el eje donde giran muchas cosas y el soporte de mi clan.
Tus palabras son siempre balsamo para mí y solo quiero agradecerte lo que haces por la gente.
Sigue haciendo lo que haces, no pares. Aunque a veces , personas como tú y como yo, podemos sentir que el universo carga nuestro espiritu con cosas con las que no quisiéramos cargar pero tenemos que hacerlo, es una parte muy importante de la razón para estar «aqui».
Recibe un abrazo fraternal y muchas bendiciones de armonía y paz😇
Jackie, muchas gracias por tus generosas palabras.
Afortunados tus familiares por tenerte a su lado en ese proceso.
Un abrazo.