La semana pasada, sin planificación previa y aprovechando la visita de mi madre, decidimos visitar Casa Decor. Ir con ella a este tipo de exposiciones supone un plus añadido, ya que su buen gusto en temas de decoración y estilo y su don de gentes son cualidades indispensables que hacen que todo sea fácil, natural y divertido.
El hecho de hacer el recorrido a pie, marcó el inicio de nuestra experiencia. El edificio que acoge este año Casa Decor está situado en la calle Atocha, 34, relativamente cerca de mi estudio. Desde el momento en el que vas camino de un sitio determinado, se va poniendo en marcha el contador de las distintas emociones que formarán parte de ese momento.
En nuestro caso, era por la mañana, hacía un sol espléndido, pero subiendo la calle Atocha, sin sombra y sin parar de hablar, llegamos un poco acaloradas. Una vez allí, eché de menos un espacio abierto, de acogida de visitantes. Un lugar donde recorres con la vista el entorno, te orientas, recoges tu entrada y comienzas la visita. Un lugar donde los grupos pueden organizarse y planificar su recorrido.
El espacio de la taquilla creado por Manuel Espejo era fascinante, si podías conseguir pararte un segundo para admirarlo. Era tarea difícil ya que se trata de un pasillo estrecho, con una mesa a modo de taquilla en un lateral, que iba facilitando la aglomeración de personas. Los encargados de vender las entradas estaban en un estado de estrés que ni siquiera nos preguntaron el tipo de entrada que queríamos (si eres profesional o vas en grupo, hay una bonificación en el precio). Tuvimos que advertirlo.
Una vez recogidas las entradas, nos dieron instrucciones apresuradas sobre el inicio del recorrido por partida doble. Lo primero girar a la derecha, ir al ascensor, subir a la 3ª planta, empezar allí la visita y luego ir bajando. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Dónde?
Me pareció tremendamente complicado, muy laberíntico, ir en busca del ascensor, por más pasillos estrechos, pasando por alto las salas previas, mi madre perdida en la exposición de la entreplanta… Ufff. Relax… Desisto del ascensor, voy detrás de mi madre, recorremos la exposición de la entraplanta y por último preguntamos dónde se encuentra el ascensor. A partir de ahí, todo mucho mejor.
En un evento al público, donde se esperan más de 35.000 visitantes, los recorridos deberían ser más intuitivos. Siempre me sorprendo de la importancia que adquiere la exaltación del diseño por encima de quien lo observa, que finalmente es quien lo vive y lo siente. Si sólo se piensa en él como mero espectador, el resultado acaba siendo muy pobre.
Ir más a favor del espectador y fomentar una experiencia agradable, debe formar parte de este tipo de exposiciones. El diseño, el decorado, es importante, pero no es lo único, ¿cómo es la sensación hasta llegar a ellos? Es necesario pensar en el visitante, darle espacio, que pueda respirar, orientarse bien y no depender tanto de un plano. Por cierto, con la entrada te dan un folleto con un esquema de cada planta que es importante no perderlo de vista si no os queréis perder espacios de exposición.
Por este motivo, destaco un espacio muy peculiar, en una zona de paso: Lounge and cocktail bar de Ignacio Alegría y Manuel Such.
Un lugar donde apetece estar, vamos, que casi nos quedamos y hacemos verdadero uso del sitio, tomándonos un combinado. 🙂
Se trata de un pasillo con un área más dilatada, donde se encuentra la barra y la zona de bebidas y, al otro lado, un banco con originales mesas integradas, de lo más cómodas. ¡Pero si es un pasillo! Sí, pero la ubicación del mobiliario está tan bien pensada que no hay sensación de “estrés”. Sin duda alguna, un espacio con encanto, muy bien iluminado y sobre todo, pensando en el espectador.
Si al principio de la visita, nuestra situación era de desconcierto, al rato lo convertimos en una ventaja, nos unimos él y disfrutamos del paseo, independientemente que fuese a la derecha o a la izquierda. Así fue como fuimos pasando por una sucesión de espacios abiertos, estrechos, altos bajos, luminosos, tenues, con mobiliario ligero, pesado, color, blanco, negro… planta por planta, eso sí, bajando por la preciosa escalera. 🙂
El marcado aspecto individualista de cada espacio, a veces, perdía protagonismo y se diluía a favor de una musa. Tal fue el caso del espacio Murelli, diseño de Marga Lantero y Lola Beneyto. Nada más entrar, mi madre, que tiene un radar único para las cosas curiosas, me dice: ¡mira qué cuadro! Le impactó tanto que las encargadas de mostrar la exposición se acercaron y nos contaron que esa pintura había sido la inspiración de toda la estancia. Una época, un estilo, un ambiente francés marcado por un personaje único creado por el pintor James Jacques Tissot. Esta mujer del cuadro era la protagonista, la que te invitaba a tomar el té, a sentarte en la tumbona mientras lees el periódico, a revisar tus notas mirando hacia la calle. Todo eso, en un espacio que fomenta los mejores momentos en familia, la cocina.
Sin duda, otro lugar, donde apetece estar durante largo rato.
Continuando la visita, encontramos numerosos dúplex, espacios de doble altura a un lado y dos plantas al otro. Introducir zonas de dos plantas en el espacio disponible, en ocasiones ha supuesto un reto. Al pasar por un espacio de poca altura, la sensación de compresión y pesadez en la cabeza aumenta. Sobre todo, al tener una estructura pesada vista, como los forjados de madera típicos de esta zona de Madrid.
Sin embargo, cabe resaltar el espacio de Elisabeth Cueva, donde a pesar de la poca altura, el forrado de espejo del entrevigado hace que el espacio se aligere y se diluya la sensación de compresión.
El juego que se establece entre la fantástica estantería y su reflejo en el techo produce un efecto de mayor altura. Por otro lado, la iluminación inferior, da un aspecto de ingravidez a la estancia donde los tabiques parecen flotar.
Ya, finalizando el recorrido, llama especialmente la atención un divertido columpio de CBRE que tiene como objetivo las reuniones de oficina!!! Sí, sí! Un punto de vista de lo más original y apetecible: ¿a quién no le gustaría reunirse con los compañeros para una lluvia de ideas de un proyecto? Y si además tienes una pantalla táctil como mesa, no te digo más.
El hecho de ser un columpio mantiene activas a las personas, te incita a ser más activo, a reaccionar. ¿Qué mejor que este tipo de mobiliario para impulsar el talento creativo de las personas?
Y por último, llega el tan ansiado momento de relax, en el precioso Jardín de Zara de Fernando Pozuelo. De nuevo, todo un recorrido inalcanzable hasta llegar a él. Lástima que espacios publicitarios poco discretos se hayan puesto por delante.
En fin, siguiendo en mi máxima de disfrutar el momento, llegamos al jardín. Un lugar muy poético, donde se reinterpreta la esencia del jardín árabe, la linealidad en el trazado, el susurro del agua, las celosías para ver sin ser visto. Detalles que hacen de este lugar un placer para los sentidos.
Las palabras que definen este lugar por parte de su autor no dejan indiferente: “Si ves belleza en este espacio es que está dentro de ti”.
¿Qué mejor que estas palabras para reflejar la importancia del observador? Sin duda, el mejor lugar para estar. Puedes pasear, leer, meditar, contemplar, sentir, ser…
Y tú, ¿has asistido a exposiciones de este estilo? Cuéntame tu experiencia como espectador.
Hola Esther! voy a CASA DECOR la semana que viene, a ver qué tal. Sin duda, lo principal debería ser el visitante…
Hola Marta, si tienes tiempo, vive los espacios que más te gusten (o los que no), prueba los sillones, imagínate que forman parte de tu casa y ya me contarás tu experiencia, a veces puede sorprender. Cada persona lo vive de una manera distinta. Un abrazo.
Interesante descripción personalizada de la exposición Casa Decor, excelente selección de espacios y comentarios de los mismos.
Muchas gracias Luis Kirby. Hay espacios muy interesantes, bajo otros puntos de vista. Recomiendo la visita.
¡Qué agradable tu paseo por Casa Decor, Esther, casi mejor que haber ido en persona! ¡Coincido totalmente con los espacios que has elegido!
Tenía una lista más larga, pero estos son mis imprescindibles bajo el punto de vista del espectador. Gracias Laura.
Un abrazo.