A la hora de viajar se suelen tener en cuenta una serie de pautas básicas, que dan como resultado un destino por eliminación del resto. Lo que cuenta es salir de la rutina y cambiar de entorno, aunque sea por un par de días. Pero el hecho de que se cumpla el objetivo queda en manos del azar.
Te dejas llevar por la situación y a veces por el “deber” organizando tu viaje en función de lo siguiente:
- Primer tanteo del destino, inspirado en tu ilusión o tus preferencias.
- El presupuesto, que suele ser el condicionante más importante.
- La distancia a recorrer, en función de los días que tienes disponibles.
- Compromisos con otras personas, pareja, familia, amigos (o incluso contigo mismo).
- El destino final, hotel y medio de transporte, basados en los puntos anteriores.
Aunque no te lo parezca, estas pautas no son las más importantes porque están abiertas a la eventualidad, con lo que la probabilidad de acierto y de que cumplas con tus objetivos en ese viaje es solamente del 50%.
¿Te has parado a pensar si ese destino es el que más te conviene? ¿Viajar en esa dirección es lo más adecuado para ti? ¿La fecha elegida es la mejor para que viajes hacia esa dirección?
Hace tiempo, realicé un viaje a Marruecos por trabajo. Me hacía muchísima ilusión abrir fronteras y como era un asunto urgente, decidí ir para allá en apenas una semana. Una vez allí, toda esa ilusión se vino abajo al toparme con una cultura radicalmente distinta y unas condiciones de trabajo que suponían un choque tremendo con mis valores. Por esa y otras razones, a pesar de ser un proyecto muy interesante, decliné la oferta.
Ese viaje supuso para mí una de las mayores pruebas de desarrollo personal que he tenido en mi vida. No lo considero como una mala experiencia, sino como un aprendizaje a lo bestia. Más tarde, fui consciente de que ni la fecha ni la dirección del viaje (Sur) eran favorables para mí en ese momento. Pero lo dejé pasar porque no tenía otra opción.
A partir de entonces, decidí utilizar todas las herramientas a mi alcance para asegurar, en la medida de lo posible, una buena experiencia en cada viaje que realizo. Así fue como, al poco tiempo, viajé a México. En esa ocasión tuve en cuenta la fecha y la dirección de desplazamiento. Mis dos aspectos imprescindibles, siendo uno de los mejores viajes que he realizado hasta ahora.
Así pues, si lo que quieres es que ese viaje que tienes por delante se desarrolle lo mejor posible, te propongo que planifiques tus viajes de una manera diferente, que seas más consciente de lo que te beneficia y que sepas que puedes aprovechar las mejores influencias a tu alcance para lograr una experiencia extraordinaria.
LA FECHA
Elegir la fecha más adecuada es una de las partes más importantes a tener en cuenta para llevar a cabo actividades importantes. Es decir, acciones que impliquen un cambio en el modo de vida, como una mudanza, una celebración, la firma de un contrato, una reunión de negocios.
Y no me refiero a la disponibilidad de las personas implicadas. Esto no es suficiente porque no todas las fechas son adecuadas para cada acción. La elección de la fecha correcta puede llegar a multiplicar hasta diez mil veces los beneficios. Por eso, no es de extrañar que muchos jefes de estado y personas vinculadas al mundo de los negocios tengan este dato en cuenta.
Hay una fecha para cada actividad y para cada persona. ¿Por qué un determinado día te sale todo al revés y a tu amiga le sale genial? ¿El azar? Nada de eso. La selección de fecha permite establecer el día idóneo para una determinada acción, evitando conflictos entre las influencias de ese día y los ámbitos personales y profesionales de la persona. Requiere un breve estudio personal y temporal para alinear a una persona con su objetivo en un breve periodo de tiempo.
Pero si la fecha ya está definida y no hay posibilidad de cambio, lo que tienes que asegurar es que en esa fecha, la dirección hacia la que viajas es la adecuada.
LA ORIENTACIÓN
Desde que naces, tienes cuatro orientaciones con las que posees mayor afinidad y puedes encontrar más oportunidades. Estas orientaciones te conectan de manera natural con el desarrollo de tus objetivos a lo largo de tu vida, ya sea para realizar tareas duraderas a lo largo del día, como trabajar o dormir, estés donde estés.
Sin embargo, a la hora de viajar, cada año y cada mes, además, predominan unas direcciones más favorables que otras para un desplazamiento, según sea una estancia de larga o de corta duración.
No es lo mismo viajar al Norte que al Suroeste en un momento dado. La posición de un punto con respecto al movimiento de rotación de la tierra, influye de manera distinta en cada persona. Estas influencias repercuten en el ánimo, en la salud y en el comportamiento.
Si vives en Madrid y vas a viajar a Roma, tu desplazamiento es hacia el Este. ¿Es una buena orientación para ti en esa fecha? Ahí está la clave. Puede que el Este no sea una buena orientación para ti, pero sí puede serlo para un desplazamiento en el mes de mayo. Es entonces cuando tienes que aprovecharlo.
Así que tanto si tienes la fecha fijada o bien el destino, puedes jugar con el otro factor para decidir el lugar o el momento más adecuado para el viaje. No lo dejes al azar. Si quieres que te ayude en tu elección, ponte en contacto conmigo y estaré encantada de atenderte.
Y recuerda que un viaje puede ser una experiencia maravillosa. Si no lo es, acepta la situación y busca tu aprendizaje.
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